A finales de junio pasado la firma estadounidense TESLA inició un procedimiento penal contra uno de sus trabajadores por espionaje industrial. TESLA alegó que el trabajador instaló un software capaz de acceder y transferir a terceros gigabytes de información, incluyendo fotografías y vídeos confidenciales del proceso productivo. Se sospecha que los destinatarios de esta información podrían ser inversores especulativos y competidores. Los cargos incluyen, además del robo de información, el difundir noticias falsas a medios, especialmente relativas a defectos de los componentes usados en la fabricación y prácticas ilegales.
Cualquiera que lea esta noticia puede pensar que es un caso aislado. Nada más lejos de la realidad. En 2008 Heinrich Kieber , un informático del LGT, robó los datos de los titulares de cuentas corrientes en el banco, el mismo año Hervé Falciani lo hacía en el HSBC, en 2015 un empleado del despacho Mossak Fonseca transfirió a un periodista miles de documentos de los clientes del bufete y Mercedes denunciaba a un ex directivo por haber robado información sobre sus monoplazas y haberla transmitido a un equipo competidor.
Lamentablemente, el robo de secretos, el sabotaje y la deslealtad son algo inseparable de los negocios. En los más grandes, pero también en los más pequeños. Y, también lamentablemente, el responsable directo de estos actos suele ser un trabajador de la empresa.
Prevenirlo no es sencillo. Pero, existen algunos consejos que ayudan.
En primer lugar, verifique la trayectoria y referencias de toda persona que vaya a contratar en su organización. Da igual si es para un puesto directivo, administrativo, comercial, técnico o de producción. Todos sus trabajadores, en mayor o menor grado, van a tener acceso a información que pueda interesar a sus competidores o a terceros.
Segundo. Asegúrese de que todos siguen siendo leales, especialmente respecto de puestos clave. Que alguien no se haya corrompido en el pasado puede ser, sencillamente, porque no haya tenido la ocasión (o el aliciente) para hacerlo.
Tercero. Investigue cualquier señal de alerta: presupuestos que son inexplicablemente descartados por clientes, productos de competidores que llegan al mercado justo antes que los suyos, colaboradores que acceden a información que no es propia de sus funciones, denuncias que le lleguen a través de canales éticos o anónimos…
En cuarto lugar, sospeche de las dimisiones atípicas. Casi nadie deja un puesto de trabajo adecuado para ir al desempleo o para dedicarse a las artes contemplativas.
En GRUPO HAS estamos especializados en ayudar a nuestros clientes en estos y otros niveles de prevención.
Nuestra intervención, eficaz y discreta, siempre tiene un resultado positivo: o detectar lo que ocurre y al responsable, o aportar la tranquilidad de que todo está como debe estar. Póngale precio a ambas ventajas y se sorprenderá de lo económica que resulta nuestra ayuda.
Con HAS, querer es saber.